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La Vida es Efímera

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Tony Borrero

“…cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es nuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece”.   Santiago 4:14

Hace unos días un gran amigo, inesperadamente murió.  Apenas cumplió sus cuarenta años, en plena juventud y cuando más productivo se sentía.  Gran amigo y compañero de trabajo.  Conocí a su familia, esposa, sus tres hijos, padres y hermanos.  A diario hablaba orgulloso de sus hijos, a los cuales incansablemente ayudaba con la meta de verlos realizados como personas de bien y sobre todo productivos. Tras su partida huyeron con él sus planes de ver a sus hijos encaminados y realizados, viajes, vacaciones familiares, fiestas de cumpleaños, aniversarios y otros tantos sueños.

Esta muerte me hace pensar y analizar mi vida.  Mil preguntas surgen a mi mente, ¿soy lo bastante bueno?, ¿he besado a mi esposa lo suficiente?, ¿cuántos «te amo» me faltan por decir?, ¿soy un buen padre?, ¿he abrazado a mis hijos de manera que se sientan confiados, protegidos, seguros y amados?, ¿seré un buen modelo para seguir?, ¿cómo me verán mis padres, mis hermanos o mis sobrinos?, ¿qué tan empático, cortés o generoso soy? ¿soy un buen vecino? ¿He aportado lo suficiente a la sociedad?, ¿soy productivo?.

A través de mi vida he aprendido a amar a Dios sobre todas las cosas, seguir sus pasos y enfocar mi vida, viendo a Jesús como ejemplo.  Sé que la biblia me enseña cómo llevar una vida conforme al corazón de Dios. Todos los días oro al Señor para que dirija mis pasos alumbre mi camino y que cada día puede ser un buen padre y mejor esposo.  Sé que si no pongo en acción lo aprendido en vano camino. 

Todos tenemos fecha de expiración, de eso no cabe la menor duda. El deceso de mi amigo me hizo reflexionar cuan efímero puedo ser, hoy puedo estar y mañana no.  El era un buen tipo y no me cabe la menor duda de que está en el cielo con nuestro Dios. También sé que su lápida se quedará corta. No sé al final cómo será la mía. Solo me consuela saber que Dios conoce mi corazón, sabe muy bien cuales son mis pensamientos y más importante, sé que me ama. 

Te exhorto a amar más, a besar más, a abrazar más a tus seres queridos. Mirar a tu esposa como aquel primer día.  Y, sobre todo, agradecer a Dios por ese gran regalo que te ha dado. 

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