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La Buena Noticia
Reinaldo L. García Pérez
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.»
– Juan 3:16
Muchos piensan que conocen a Dios porque tienen alguna creencia o simpatía religiosa…necesitas la buena noticia.
Quizás fuiste criado en la iglesia y consideras una buena costumbre asistir al templo…necesitas la buena noticia.
Otros entienden que, por ser una buena persona, seguir las reglas y evitar conflictos son actos suficientes para ganar el cielo…pero necesitan la buena noticia.
Otros piensan que, el evangelio es para los que se encuentran sumidos en las drogas, el alcohol o quienes llevan vidas desordenadas…también necesitan la buena noticia.
R.C. Sproul, reconocido pastor y teólogo decía: “no somos pecadores porque pecamos, pecamos porque somos pecadores”.
Desde el Génesis hasta hoy, vivimos bajo el paradigma de la serpiente: ¿Con que Dios os ha dicho…? (Génesis 3:1) Nuestra naturaleza es pecaminosa, de continuo hacia el mal (Génesis 6:5). El pecado nos separa de Dios. El ser humano nada puede hacer para ganar la salvación.
Para que los pecados sean perdonados era necesario el sacrificio de un cordero, puro e inocente.
Isaías en el capítulo 53, habló de Cristo como el cordero:
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Juan el bautista, cuando vio a Jesús venir hacia él manifestó, “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. (Juan 1:29)
¿Qué es eso de redimirnos?
En la entrada de la Catedral de la Candelaria en Mayagüez está ubicada una tarja que testifica sobre unos eventos históricos protagonizados por hombres que consideramos próceres: Don Ramón Emeterio Betances y Segundo Ruiz Belvis.
Estos caballeros se presentaban aquel lugar el día del bautismo.
Pagaban el bautismo de los hijos de las mujeres esclavas, con ese acto los niños eran declarados libres.
Redimir es una transacción.
Las mujeres esclavas querían la libertad para sus hijos, pero no contaban con los recursos.
No podían pagar el precio.
Estos hombres al pagar el precio dieron libertad.
Precisamente eso ocurrió en la Cruz del Calvario, cuando Cristo, dando su vida, derramando su sangre pagó el precio para darnos libertad del pecado y de la muerte eterna… ¡ésta es la buena noticia!
Jesús se humilló para ser el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¡Sí, era necesario! En la cruz, pagó el precio por nuestra ingratitud, por nuestros pecados. Sin merecerlo…mis culpas Él llevó.
¿Recibes la buena noticia? Acércate a Jesús en oración.
¿Tienes la buena noticia? COMPARTELA.
El amor de Cristo venció el pecado y la maldad. El amor de Cristo me sostiene. El amor de Cristo me guiará.
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