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Tiempo de Creer

Tiempo de Creer
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Reinaldo L. García Pérez


«Así te bendeciré en mi vida; En Tu nombre alzaré mis manos.»
– Salmo 63:4
Recién casados, mi esposa Mayda y yo planificamos un viaje a Estados Unidos.  Era la primera vez que íbamos a tomar un vuelo.  El día de partida, mi esposa estaba ansiosa.  En varias ocasiones me solicitó orar.  Nos tomamos las manos y elevamos una plegaria a Dios Todopoderoso.  
Estando en la entrada justo para abordar el avión, me solicitó orar.  En ese momento, le tomé las manos y le dije: 
  • “No, mi amor.  Ya no es tiempo de orar ahora es tiempo de creer”.  
  • De pronto, sentí una mano que toco mi hombro y la prima de mi esposa, quien nos acompañaba me expresó: “tú le respondiste, pero esas palabras eran para mí”.
El salmista David expresó sus sentimientos a través de los Salmos.  Muchos nos identificamos cuando leemos sus vivencias. En el Salmo 63, David derrama su corazón ante el Señor atravesando por un momento difícil.  Se encontraba en el desierto, angustiado y carente de muchas cosas.  Mas su confianza estaba puesta en Dios.  El describe experiencias extraordinarias que tuvo con Dios adorando en el Santuario.  El reconoce la gloria y el poder de Dios.  El anhelaba ver la respuesta de Dios en su situación.
En el Salmo 63:4, David expresa: “en Tu nombre alzaré mis manos”.  Cuantas veces nos hemos sentido así.  Miramos y todo lo que vemos es adverso.  Sentimos frustración, impotencia y angustia.  Pero el secreto está, no en poner nuestra mirada en las carencias sino en Jehová, Dios Todopoderoso, quien hizo los cielos y la tierra.  
Al levantar sus manos, David reconoce que de Dios es el poder.  Lo que miro y lo que siento me afecta, pero Dios sigue siendo Dios.  Lo que me afecta no altera esa verdad.  El salmista no le impone a nadie su criterio, simplemente el expresa su vivencia con Dios.  
Jesús también vivía aferrado a Dios y sus promesas.  La Escritura nos describe que, en muchas ocasiones y momentos, separaba tiempo para tener intimidad con Dios.  Son esos momentos, esas experiencias las que nutren nuestro espíritu y nos preparan para el día difícil.
Jesús siempre habló verdad.  En Juan 16:33, expresa: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
La aflicción se define como abatimiento y tristeza.  Molestia o sufrimiento físico.  Jesús declara que en el mundo tendremos aflicción.  Es inherente de lo cotidiano enfrentar retos y situaciones adversas que nos afectan, alteran y en ocasiones sufrimos.  Sin embargo, Jesús nos invita a tener paz en Él.  Esa paz supera y sobrepasa cualquier cosa que enfrentamos porque no depende de mí, sino que mi confianza está puesta en Dios y sus promesas.
Levantar mis manos es una respuesta física a lo que ocurre en mi interior.  A veces cerramos nuestros labios porque nos sentimos tristes y abatidos.  En ocasiones nos privamos de expresar una alabanza o cantar al Señor porque no estamos contentos con lo que estamos viviendo o experimentando.  ¿Agradamos a Dios cuando actuamos así?
Danny Berríos canta un hermoso himno titulado: Gloria a Dios.  La segunda estrofa del cántico expresa: 
“El diablo es un mentiroso
y él quiere hacernos creer
que somos nadie cuando él bien sabe
que somos hijos de un Gran Rey.
Levanta ya tus manos
porque la victoria nuestra es.
El diablo está vencido
y la obra hecha está”.
Quizás lo que vives o experimentas no te anima y sufres, pero recuerda que las circunstancias no te definen.  Te invito hoy para que digas y hagas como el salmista: “en Tu nombre alzaré mis manos”.
Fija tus ojos en Cristo.  ¡ES TIEMPO DE CREER!  

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1 comentario en “Tiempo de Creer”

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