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Hagamos una Pausa…

Dar gracias a Dios
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Reinaldo L. García Pérez

«La bendición de Jehová es la que enriquece,Y no añade tristeza con ella.»
– Proverbios 10:22
Bendición es reconocer lo bueno que Dios nos ha dado.  Los judíos, tienen una práctica muy hermosa. Antes de comer, bendicen a Jehová porque reconocen a Dios como el creador y dueño de todas las cosas.  Esto no es cualquier cosa.  Al bendecir a Dios le reconocen como la fuente de la vida y todo lo que necesitamos para subsistir.
El Salmo 100, tiene como título: Exhortación a la gratitud.  El versículo 3 expresa:
 Reconoced que Jehová es Dios; 
El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; 
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Dios es tan extraordinario que se ocupó de formarnos y darnos vida.  Él nos brinda todos los elementos necesarios para nuestra subsistencia.  Dios hizo el sol que ilumina las plantas y éstas producen el oxígeno que necesitamos para respirar.  Dios hizo el agua que hidrata nuestro cuerpo.  Dios también hizo los nutrientes que nuestro cuerpo requiere. 
¿Has considerado que el alimento que disfrutas provino de una semilla? ¿Qué la misma fue sembrada en un terreno propicio con los elementos necesarios para germinar?  ¿Has considerado que la planta que nació tuvo las condiciones adecuadas para crecer y producir fruto?  ¿Has considerado las manos disponibles de quienes trabajaron las distintas etapas para que disfrutes ese alimento? 
Él nos hizo, le pertenecemos.  Como somos suyos, Él cuida de nosotros.
Los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñase a orar.  Todos conocemos nuestra oración modelo, El Padre Nuestro:
Padre nuestro que estás en los cielos, 
santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, 
como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, 
por todos los siglos. Amén.
Una de las expresiones en la oración fue: el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.  ¡Que poderoso es reconocer que Dios tiene para ti y para mí la porción que nos corresponde!  
Al orar con alabanza reconocemos a Dios como proveedor y fuente de bendición.  Al consumir los alimentos, bendecimos a Dios en gratitud por cuidar de nosotros.
Qué tal si hacemos una pausa en nuestras agendas para reconocer a Dios y las bendiciones que nos brinda.  Qué tal si al despertar, expresamos con alabanza nuestra gratitud por el descanso y concedernos un nuevo día.  Que tal si encomendamos a Dios lo que emprendemos y le rogamos por la porción que nos corresponde.
Hagamos una pausa antes de consumir los alimentos, reconociendo a quien nos provee.  Hagamos una pausa para reconocer las bendiciones que Dios nos da.
Un querido Pastor, mientras predicaba preguntó: ¿Saben cómo las vacas comienzan y terminan el día?  “Igual que los creyentes…de rodillas” – expresó.  Todos sonreímos, pero tiene toda la razón.

Reflexión  Recomendada: ¡La Tumba está Vacía!

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