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Alzaré Mis Ojos
Reinaldo L. García Pérez
«Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.»
– Salmo 121:1-2
Recuerdo una frase poderosa que aprendí: “la gente de éxito se ocupa, no se preocupa.” Si estamos en necesidad o carecemos de algo tendemos a preocuparnos. Poner la mirada en el problema nos abruma. Cuando enfrentamos adversidad, somos probados. Sí, la adversidad expone tu corazón.
¿Te has fijado que tendemos a bajar la mirada cuando estamos tristes o preocupados? En ocasiones parece que llueve y no escampa. Nos afecta lo que ocurre y posiblemente nos concentramos en lo que no tenemos. Pero enfocarnos en el problema no lo resuelve. El problema por sí solo no se resolverá.
El salmista nos expresa: “Alzaré mis ojos a los montes”. Nos invita a un cambio de estrategia. ¿Por qué es importante levantar la mirada? Porque nos permite mirar lo que nos rodea, considerar otras cosas.
El salmista se hizo una pregunta: ¿De dónde vendrá mi socorro? ¡Qué bueno es hacernos preguntas! Excelente opción. Al hacernos preguntas consideramos respuestas. Abrimos las puertas para las posibilidades. Quizás no tengo lo que necesito, pero sé quién puede socorrerme. En este caso o en esta situación el abraza la esperanza.
¿De dónde vendrá mi socorro? Al considerar de dónde vendrá, reconoce que la respuesta puede venir del norte, del sur, del este o del oeste. Puede llegar de arriba o de abajo. Es una respuesta excelente porque no excluye posibilidades.
“Mi socorro viene de Jehová” – El salmista hace una afirmación de esperanza: “Yo cuento con Dios”. Cuando emprendo un proyecto Él es parte de mi ecuación. ¡Que bueno es contar con apoyo cuando estamos faltos, tener un resguardo cuando carecemos de algo!
Contar con Dios en lo que haces es extraordinario. Con su palabra, el Creador de los cielos y la tierra, dio orden donde existía desorden. Dios abre puertas que piensas no puedes abrir. Dios provee, suple necesidades. Te permite ver cosas, consideres alternativas que otros no han visto. ¡Porque de Dios es la sabiduría y el poder!
Me conmueve, como el Salterio Español expresa estos versos:
Mis ojos nebulosos y afligidos
se levantaron a los montes santos,
A esos excelsos montes de que solo
me puede descender el bien que aguardo.
Este bien es el grande y poderoso
auxilio que ha de darme el Dios que amo,
El Dios del universo dulce y fuerte,
que la tierra y los cielos ha criado.
El salmista nos anima, no importa cuál sea tu situación o necesidad, a alzar tus ojos. Alzar tus ojos es un ejercicio de voluntad. ¡Poner tu mirada en Dios, es un poderoso acto de fe! ¡Confía en Dios, que hizo los cielos y la tierra!
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