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Amar a Mi Cónyuge Es Una Decisión…

Amar a Mi Cónyuge Es Una Decisión…
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Elizabeth Ríos

«El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.»
– 1 Corintios 13:4-‬7 NVI
Cada crisis en el matrimonio es una oportunidad de aprendizaje, crecimiento, fortalecimiento y transformación.
El matrimonio es un reflejo de mi relación con Cristo. Por eso es importante mantenernos buscando de Dios, su dirección, guianza y su consejo. Pues esto nos ayudará a fortalecer nuestras vidas como individuos y fortalecerá nuestra relación de pareja.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
1 Corintios 13:4-‬7 NVI
Cada matrimonio comienza su aventura llena de expectativas, sueños, ilusiones y mucha fe en que la unión será para toda la vida.  Sin embargo, todas esas ilusiones, sueños y expectativas pueden aumentar o disminuir con el tiempo debido a las diferentes situaciones que podamos atravesar y a la forma en cómo decidamos manejar los conflictos y diferentes situaciones que llegan a nuestros matrimonios.
Entendiendo esto la pregunta es: ¿Estás dispuesto a amar a tu cónyuge a pesar de…?
Mientras escribo esto me recuerdo a mí misma y a ti que no existen matrimonios perfectos. Los matrimonios “perfectos” solo existen en las películas de Disney.  Pero, si existen matrimonios saludables.
En este tiempo estamos siendo bombardeados con información incorrecta.  Si no estamos familiarizados con la palabra de Dios y tenemos una relación de intimidad con Dios podríamos ser presa fácil del enemigo, logrando adoptar las medidas del mundo en nuestros matrimonios.
El modelo de Dios para nosotros se encuentra en Hebreos 13:4 NVI
Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales.
Nuestro modelo de un matrimonio sano y saludable no lo obtenemos viendo películas o leyendo revistas. Nuestro modelo de matrimonios sanos y saludables lo encontramos en la palabra de Dios (La Biblia). El mundo te incita a pecar, mentir, robar, fornicar, adulterar, “amar” de una forma equivocada. Dios quiere que tu amor por tu cónyuge sea sin mancilla, de fidelidad, compromiso, verdad y de decisión firme. 
En 1era de Corintios 13:4-7 nos enseña cómo debemos amar. Nos enseña las cualidades del amor. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor es probado como al oro en el horno de fuego.  Cada crisis en el matrimonio es una oportunidad de aprendizaje, crecimiento, fortalecimiento y transformación.
El amar a mi cónyuge no es solo un sentimiento o una emoción, el amar a mi cónyuge es una decisión que tomo todos los días. Yo decido amar a mi esposo aun cuando me haga enojar.  Yo decido amar a mi esposo no solo en los buenos momentos.  Lo amo aunque no estemos de acuerdo, a pesar de las diferencias de pensamientos. Lo amo porque tomé la decisión de amarlo no por una emoción.
Imagínese si usted depende solo de sus emociones, estaríamos jugando al juego: “me quiere, no me quiere”, deshojando una flor. Las emociones son inestables, porque no todos los días estamos del mismo humor. Por eso no podemos permitir que nuestras emociones nos controlen.
Por lo tanto, decido amar a mi cónyuge con sus virtudes y sus debilidades, con sus fortalezas y con sus defectos.  Amo a mi cónyuge como Cristo me ama a mí.  El me ama a pesar de mis faltas y debilidades. El me ama a pesar de mi mismo. Entendiendo como Dios me ama a mi, es como yo voy amar a mi cónyuge.
El matrimonio es un reflejo de mi relación con Cristo. Por eso es importante mantenernos buscando de Dios, su dirección, guianza y su consejo. Pues esto nos ayudará a fortalecer nuestras vidas como individuos y fortalecerá nuestra relación de pareja.
Continúe trabajando para ser mejores esposas/os. 
Permitamos que Dios nos guíe en esta hermosa aventura y que podamos desbordarnos en amor para nuestros cónyuges.
El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.
Proverbios 16:9 NVI
Recuerden que amar es una decisión, no es una emoción .

Reflexión Recomendada: Y Dejará A Su Padre Y A Su Madre

Elizabeth Ríos

Sobre la autora: Elizabeth Ríos

Esposa, madre, abuela, adoradora, intercesora, amada por un Dios grande, restaurada y transformada. Actualmente trabaja como líder de Retiro de sanidad interior en la iglesia El Calvario. Versículo favorito: Salmos 119:49-72 49 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar. 50 Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado

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