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Camina Con Dios

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Reinaldo L. García Pérez

Reinaldo L. García Pérez

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. – Hebreos 11:6

Este pasaje de la Biblia hace referencia de un hombre que tuvo una relación muy especial con Dios.  Este hombre se llamaba Enoc.  El honró a Dios ubicando a Dios como el centro de su vida.

Génesis 5:24 expresa:  Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

Caminar es un comportamiento motriz aprendido y es el medio de locomoción más simple, común y eficaz con el que contamos para desplazarnos de un lugar a otro.

Cada decisión que tomas es un paso en la vida.  Nuestras acciones nos llevan de un lugar a otro.  Esto no se limita a lo físico, también a nuestra realización social y espiritual.

El Salmo 14:2, expresa:  Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios.  Los hombres entendidos reconocen a Dios.  El deseo de Dios es ser honrado, no como piensas o entiendes, sino como El quiere.

Enoc ubicó a Dios como la prioridad en su vida.  El creyó a Dios y en sus promesas.  La gente podía percibir que Enoc era diferente porque tenía una relación con Dios.  Sus acciones dieron testimonio de su determinación para agradar a Dios. 

Para agradar a Dios, es necesario tener fe.  Hebreos 11:1 define lo que es fe:  Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.  Para acercarte a Dios tienes que creer. 

Un niño pequeño, sin embargo, contó la historia así. Regresando a su casa de la escuela dominical, su madre le preguntó qué había aprendido ese día. El respondió: «Madre, aprendí sobre un hombre que solía ir a pasear con Dios. Se llamaba Enoc. Un día fueron a dar un paseo bien largo, y caminaron tan y tan distante que Dios le dijo a Enoc: «Estás muy lejos de tu casa; será mejor que entres y te quedes en la mía». ¡Y Enoc entró! – Autor desconocido

Caminar con Dios implica hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante Él.  Tus actos, tu vida dan testimonio de tu fe. 

¿Estás dispuesto a caminar con Dios?

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