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¿Cómo Puedo Entrar en el Reino de Dios?

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Reinaldo L. García Pérez

Reinaldo L. García Pérez

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
– Juan 3:16-17
El pasaje inicia con el subtítulo: Jesús y Nicodemo. El apóstol Juan nos describe que un fariseo, llamado Nicodemo vino en la noche para tener una conversación con Jesús.
¿Quiénes eran los fariseos?
Los fariseos eran personas que pertenecían a un grupo religioso judío de la época de Jesús que se caracterizaban por observar escrupulosamente los preceptos de la Ley de Moisés.
Los fariseos fueron un grupo o movimiento político y social, así como una escuela de pensamiento judía en Israel.  Los fariseos eran los religiosos más estrictos de la Ley Mosaica y lograron que sus interpretaciones fueran aceptadas por la mayoría de los judíos.
Los fariseos fueron especialmente conocidos por sus conflictos con Juan el Bautista y con Jesús de Nazaret. Tenían por costumbre acosar a Jesús e intentaban burlarse de sus enseñanzas.
Pero este hombre Nicodemo no era cualquier fariseo, el pasaje nos indica que era un principal entre los judíos. Nicodemo era «el maestro de los judíos», y al reconocer a Jesús como “Rabí” expresa un gran respeto por el Maestro de Galilea.
Se acercó a Jesús por la noche, no porque tuviera miedo de ser visto, sino más bien porque quería tener una conversación tranquila e ininterrumpida con el Maestro.
Nicodemo se sintió inicialmente atraído por Jesús por los milagros que hizo. Quería saber más sobre Jesús y las doctrinas que enseñaba.  Era un hombre de alto carácter moral, pero con profunda hambre religiosa y gran ceguera espiritual. Su acercamiento evidencia que era profundamente sincero en su búsqueda de la verdad.
Nicodemo se acerca a Jesús con inquietudes. ¿Se lo había expresado? NO.  Pero el Señor mira el corazón.  ¡Que hermoso es saber que el Señor conoce el corazón! Nosotros vemos lo que tenemos de frente, como le dijo Jehová al profeta Samuel, pero el Señor mira el corazón.
¿Cuál era la inquietud de Nicodemo? Ver el reino de Dios. ¿Saben que es lo más hermoso?  El Señor tiene las respuestas a las inquietudes de nuestro corazón.  Una vez más el Señor estaba viendo el corazón de este fariseo y contestando a su inquietud más profunda: ¿Cómo puedo entrar en el reino de Dios?
Me llama la atención la respuesta de Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
En su «respuesta», Jesús fue directamente a la clave del asunto: el hombre en su estado actual no puede salvarse por sí mismo, tal como creían los fariseos, sino que le hace falta una nueva naturaleza. Nadie puede cambiar su naturaleza pecaminosa por obra o esfuerzo propio.
El Señor acababa de darle la vuelta a todos los conceptos de este religioso. La salvación es un regalo de Dios en Cristo Jesús. Él pensaba que la salvación se alcanzaba por sus buenas obras, y Jesús le estaba explicando que esto era imposible.
¡Cuántas veces nuestras ideas religiosas preconcebidas nos impiden aceptar la verdad de Dios!
Un hermano que aprecio utiliza una expresión que me llama la atención. Él dice que todo ser humano tiene un hueco, un vacío, una pieza que le falta tamaño DIOS.
¿Quieres ver el reino de Dios? La respuesta es Jesús. ¿Quieres entrar al reino de Dios? Jesús es el camino, la verdad y la vida, nadie puede llegar al Padre sino por él – Juan 14:6, parafraseado.
Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Romanos 10:8-10

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