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Cuando Dios Dice No
Reinaldo L. García Pérez
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
– Jeremías 29:11
El profeta Jeremías habla, inspirado por Dios, al pueblo que el rey Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia. Por mucho tiempo, Dios había advertido sobre la rebeldía y el pecado en su pueblo. Muchos hicieron caso omiso.
La rebeldía y el pecado tienen consecuencias. Deliberadamente no hacemos caso. En el momento no consideramos ni tenemos presente a Dios. Pero cuando llega el momento de enfrentar la realidad, nos preguntamos ¿Por qué Dios permite esto?
Dios nos ama con amor eterno. Él nos hizo, por lo tanto somos suyos. Pero como seres humanos, en lugar de reconocerlo nos rebelamos. El Salmo 14:1 expresa:
Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables;
No hay quien haga el bien.
El necio niega la existencia de Dios. Considera que Dios no se preocupa por los asuntos del mundo y especialmente por los asuntos del individuo. Esto es ateísmo práctico. El necio puede ser muy inteligente según los estándares del mundo, pero ante los ojos de Dios es un tonto al pretender ignorar Su realidad.
En cambio el versículo 2, de el Salmo 14, expresa:
Dios, desde el cielo, mira a hombres y a mujeres; busca a alguien inteligente que lo reconozca como Dios.
Cuando reconocemos a Dios le damos el lugar que le corresponde. Dios se deleita cuando le presentamos nuestros planes, deseos y anhelos de nuestro corazón. Dios se deleita cuando le pedimos Su guía y actuamos según Su dirección.
En lo íntimo de su presencia, Dios habla. A través de las Escrituras encontramos sabiduría y dirección. Dios no quiere que estemos rodando por la vida dando tumbos. Él tiene planes maravillosos para nosotros. Sus pensamientos son de paz para nuestras vidas. Aun cuando enfrentamos situaciones adversas, caminamos con la certeza de que Él no nos falta.
El profeta Jeremías, inspirado por Dios, habla a un pueblo que atraviesa un momento muy difícil. Vivían las consecuencias de lo que ignoraron. Pero Dios les ofrece una palabra de esperanza: tengo pensamientos de paz y no de mal; para darte el fin que esperas.
Los “no” de Dios son necesarios en momentos de nuestras vidas. Son un claro llamado para estar en sintonía con Su voz. Nos permiten alinearnos con Su propósito y caminar en sincronía con Su voluntad.
Esta reflexión me recuerda un cántico muy hermoso:
//Eres mi paz.
Has quebrado todas mis cadenas.
Eres mi paz, eres mi paz.//
//Echo toda mi ansiedad sobre Ti.
Porque cuidarás de mí.
Eres mi paz, eres mi paz.//
¡Que Dios te bendiga!
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