fbpx

El Poder de un Matrimonio que Ora

Pareja Rezando juntos
Jacqueline Rodríguez

Jacqueline Rodríguez

Llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento”.
 – Filipenses 2:2
Una de las fortalezas que tiene todo matrimonio es el poder de orar en equipo. De lunes a viernes, en una semana usual, me levanto muy temprano para preparar el desayuno y poder compartir ese tiempo con mi esposo antes de que salga a trabajar. Ese tiempo, aunque es limitado, es muy preciado y anhelado por mi.  Así que mientras compartimos el desayuno hablamos de varias cosas que haremos en el día, aquello que olvidamos mencionar el día anterior y finalmente oramos. Tal vez sean unos 15-20 minutos, pero ese tiempo es fundamental en nuestra relación. Durante el día tenemos afanes y compromisos por lo que orar juntos en la mañana nos da las fuerzas para enfrentar el día. Nada se compara con ese momento. Cuando más débil me he sentido, la oración de mi esposo me ha dado ánimos y me ha reconfortado. Con esto no solo nos mantenemos en comunicación con nuestro padre celestial, sino que también nos une aún más. La oración juntos nos ayuda a alcanzar un nivel de intimidad mayor. 
Es necesario tener en nuestra pareja a nuestro compañero de oración. Hemos aprendido a pelear batallas juntos, a prevenir situaciones que Dios nos ha inquietado de antemano y a través del poder de la oración hemos podido evitar. Mi exhortación para los esposos es que nunca dejen de orar y cubrir a su familia. Cuando oramos por nuestro cónyuge es la mejor manera de decirle te amo. 
Algunos consejos para lograrlo es que:
  • siempre escojan el mejor momento para ambos y traten de ser consistente con la hora
  • tomen turnos; mi esposo ora un día y yo el siguiente
  • no salgan del hogar sin antes cubrirse en oración
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” 
– Filipenses 4:6-7
 

Compártelo