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El Verdadero Arrepentimiento
Jacqueline Rodríguez
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.”
– Salmos 51:10
Hay matrimonios que cargan los errores del pasado o el peso de su pecado y eso los detiene en su deseo de alcanzar la felicidad. Cuando nos arrepentimos de nuestra falta hay más que solo reconocer el error, hay que buscar la transformación total y evitar volver a cometer las mismas fallas. A través de la palabra podemos aprender como derramar nuestro corazón delante del Señor de manera que traiga restauración a nuestra vida y podamos pedir perdón y perdonar. En el Salmo 51 vemos un ejemplo de arrepentimiento genuino.
“Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado.” Salmo 51:1-3 NVI.
Debemos reconocer nuestra ofensa y pedir perdón a Dios y a nuestro cónyuge si le hemos ofendimos. Solo de esa manera lograremos matrimonios sanos, a través del arrepentimiento y el perdón. Cuando somos sinceros y abrimos nuestro corazón podemos confiar en el carácter de Dios y en su inmensa misericordia. Podemos poner nuestra confianza en la justicia de Cristo y no en nuestra propia justicia.
“Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. Así enseñaré a los transgresores tus caminos,y los pecadores se volverán a ti.” Salmo 51:9-13
He aprendido que una vez me arrepiento de mis pecados y pido perdón al Señor, ya él no hace memoria de mis errores. Así quiero que sea en mi matrimonio. Quiero, que el arrepentimiento genuino traiga un perdón a su vez verdadero. Así ya quedaran borradas nuestras faltas y habrá espacio para un amor fortalecido.
“Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.” Salmo 51:7.
En lugar de vivir nuestras vidas marcadas por el pecado, busquemos sanar nuestras relaciones. Dios nos regala cada día como una oportunidad para ser mejores y nos da la oportunidad de vivir una vida de plena. ¡Dios les Bendiga!
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