fbpx

La Justicia Divina

hijos de un Dios Justo
Picture of Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto

Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto

«El que va tras la justicia y el amor,  halla vida, prosperidad y honra.»
– Proverbios 21:21
En la reflexión compartida en el día de ayer, Reinaldo L. García Pérez, nos hablaba de vivir confiado. Y dentro del vivir confiado nos hablaba de ser justos. 
“El salmista [David] establece la diferencia entre el justo (piadoso) y el pecador.  El justo reconoce a Dios y practica la justicia.  Da a cada cual lo que le corresponde.  El justo depende de Dios porque reconoce que Dios es su proveedor y tiene cuidado de él. El justo pone su confianza en Dios y reconoce que en Dios tiene auxilio y refugio.   Los justos no están libres de pecado, pero están en relación de pacto con Dios.  Los justos no tienen razón para temer, porque Dios escucha sus oraciones y cuida de ellos.” 
Entonces, esto me hizo reflexionar sobre La Justicia Divina y La Justicia del Hombre.  La Biblia dice:  
Dios, el Todopoderoso, nunca tuerce la justicia ni el derecho.  (Job 8:3)
El Señor, su Dios y Salvador, lo bendecirá y le hará justicia. (Salmos 24:5)
El Señor es bueno y justo; él corrige la conducta de los pecadores (Salmos 25:8)
No hay duda que la justicia es uno de los atributos de Dios.  Nuestro Dios es Dios Justo y Misericordioso, por naturaleza.   Jesús mismo vino para hacer justicia y darnos a nosotros la bendición de ser justificado por su sacrificio.  
Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, … (Romanos 3:24)
Y,  ¿sabes que? ¡Fue gratuito!  No hicimos nada para ganar tal bendición.  Dios nos justificó por su Gracia, Amor y Misericordia.  No hay nada que hayamos hecho o que podamos hacer que pague nuestra justificación.    
Entonces, ¿qué nos toca hacer? Dar por gracia lo que por gracia hemos recibido (Mateo 10:8). Así como nosotros fuimos justificados, sin dar nada a cambio, debemos nosotros ser justos con los demás sin pedirle nada a cambio. Simplemente, porque somos hijos de un Dios Justo y por ello debemos ser justos.  Sin importar si lo merece o si ha hecho algo para obtener dicha justicia. 
Entre esposos y esposas, muchas veces hay reclamos de justicia.  Alguno de los cónyuges siente que el otro no está siendo justo con él o ella.  Si ese fuese el caso, en lo que esté de tu parte, continúa honrando y haciendo lo que te toca hacer.  Recuerda que la justicia proviene de Dios y en su momento Él obrará.   
El que va tras la justicia y el amor,  halla vida, prosperidad y honra. (Proverbios 21:21)

Reflexión Recomendada: El Poder de la Unidad y el Acuerdo

Compártelo