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La Justicia Divina
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto
«El que va tras la justicia y el amor, halla vida, prosperidad y honra.»
– Proverbios 21:21
En la reflexión compartida en el día de ayer, Reinaldo L. García Pérez, nos hablaba de vivir confiado. Y dentro del vivir confiado nos hablaba de ser justos.
“El salmista [David] establece la diferencia entre el justo (piadoso) y el pecador. El justo reconoce a Dios y practica la justicia. Da a cada cual lo que le corresponde. El justo depende de Dios porque reconoce que Dios es su proveedor y tiene cuidado de él. El justo pone su confianza en Dios y reconoce que en Dios tiene auxilio y refugio. Los justos no están libres de pecado, pero están en relación de pacto con Dios. Los justos no tienen razón para temer, porque Dios escucha sus oraciones y cuida de ellos.”
Entonces, esto me hizo reflexionar sobre La Justicia Divina y La Justicia del Hombre. La Biblia dice:
Dios, el Todopoderoso, nunca tuerce la justicia ni el derecho. (Job 8:3)
El Señor, su Dios y Salvador, lo bendecirá y le hará justicia. (Salmos 24:5)
El Señor es bueno y justo; él corrige la conducta de los pecadores (Salmos 25:8)
No hay duda que la justicia es uno de los atributos de Dios. Nuestro Dios es Dios Justo y Misericordioso, por naturaleza. Jesús mismo vino para hacer justicia y darnos a nosotros la bendición de ser justificado por su sacrificio.
Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, … (Romanos 3:24)
Y, ¿sabes que? ¡Fue gratuito! No hicimos nada para ganar tal bendición. Dios nos justificó por su Gracia, Amor y Misericordia. No hay nada que hayamos hecho o que podamos hacer que pague nuestra justificación.
Entonces, ¿qué nos toca hacer? Dar por gracia lo que por gracia hemos recibido (Mateo 10:8). Así como nosotros fuimos justificados, sin dar nada a cambio, debemos nosotros ser justos con los demás sin pedirle nada a cambio. Simplemente, porque somos hijos de un Dios Justo y por ello debemos ser justos. Sin importar si lo merece o si ha hecho algo para obtener dicha justicia.
Entre esposos y esposas, muchas veces hay reclamos de justicia. Alguno de los cónyuges siente que el otro no está siendo justo con él o ella. Si ese fuese el caso, en lo que esté de tu parte, continúa honrando y haciendo lo que te toca hacer. Recuerda que la justicia proviene de Dios y en su momento Él obrará.
El que va tras la justicia y el amor, halla vida, prosperidad y honra. (Proverbios 21:21)
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