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La Transformación del Matrimonio
Jacqueline Rodríguez
“Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”
Corintios 13:3
El amor es la base de todo. Podemos hacer grandes proezas y sacrificios, pero nada de eso se compara con el amor. Comenzamos nuestro matrimonio por amor, un sentimiento tan fuerte que nos llevó al casamiento. Cuando comenzamos esta aventura nuestra idea del amor era un poco distinta. Esto se debe a que el matrimonio atraviesa distintas etapas y es necesario que podamos reconocerlo e ir aumentando nuestro compromiso de amor incondicional con nuestra pareja. Un matrimonio recién casado disfruta de la emoción del enamoramiento, la atracción física, la ilusión de una vida juntos, la pasión de la relación, el romanticismo, los sueños, metas y grandes expectativas. Según van pasando los años, el matrimonio se va transformando y crece en nosotros la amistad y lealtad. La relación va madurando en esta etapa. Es allí cuando nos compenetramos más de manera que luchamos en la misma dirección, criamos a nuestros hijos y vemos los frutos de nuestro trabajo en equipo. Como bien nos dice Eclesiastés 4:12:
“Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.”
El matrimonio sigue evolucionando hasta llegar a un amor tan fuerte donde encontramos alto grado de compromiso y fidelidad. Es el amor ágape, un amor deliberado que surge de la voluntad de dos seres que se aman y han aprendido evolucionar su relación de tal manera que el amor es ahora mucho más grande. Sientes que tienes que proteger, cuidar, amar y respetar a la otra persona.
Recién salimos de paseo a dar una vuelta en familia. Era de noche, mi esposo no se percató, pero lo miraba conducir el auto y pensaba en lo mucho que lo amo. Podía sentir con el gesto de estar todos juntos la bondad de Dios y la bendición que se siente tener una familia unida. En estos casi 20 años nuestro amor a ido en aumento, hay una relación fuerte de familia donde ambos sentimos la necesidad de cuidar y proteger del otro, es una sensación de pertenencia y seguridad. Una de mis frases favoritas es cuando llega la hora de dormir y mi esposo se acurruca a mi lado y me dice: esta es la mejor parte del día. Dios nos ha bendecido dándonos la familia para que vivamos en ella. Aprendamos cada día nuevas formas de agradar y demostrar el amor en todas sus etapas. ¡Bendecidos!
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