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La Verdadera Confianza

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Reinaldo L. García Pérez

«Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas.»
Proverbios 3:5-6

La Biblia habla de un hombre llamado Jabes. Este hombre se acercó a Dios en oración y le hizo unas peticiones, que se encuentran en 1 Crónicas 4:10:

E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: !!Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.

En la antigüedad, los padres acostumbraban a nombrar a sus hijos e hijas por eventos o situaciones que los marcaban. La madre de Jabes le llamó así porque lo parió con dolores. Impresiona que desde su nacimiento estuvo vinculado con adversidad.

Jabes tenía territorio, contaba con recursos. Estaba consciente de lo que tenía y de las posibilidades que podía alcanzar. Jabes reconoce que de Dios proviene la bendición. Lo que él tenía Dios se lo había dado. El vio potencial y grandes posibilidades. El creyó que, con la bendición de Dios, su territorio sería extendido.

Jabes estaba consciente de que el éxito y las riquezas traen consigo nuevas amistades, oportunidades y experiencias. Hay quienes disfrutando de los logros y éxitos alcanzados se envanecen. Algunos abandonan sus valores y creencias. Otros cambian sus prioridades sacrificando relaciones, familias, etc. Jabes reconoce que Dios le ha bendecido y con el potencial de de alcanzar mucho más, también pidió protección para no dañarse. ¡Qué gran ejemplo!

En vez de apostar en tu inteligencia, experiencias o habilidades, el proverbista nos anima a poner toda nuestra confianza en Dios. Cuando tu futuro, sueño o proyecto de vida descansa o se sostiene únicamente en ti, es como apoyarte sobre muletas. Estas dan balance, pero el apoyo que brindan es limitado.

Jabes reconoció a Dios, como la fuente de su bendición y protección. Su actitud agradó a Dios por eso le otorgó lo que pidió.

Considera a Dios en todo lo que emprendas. Actúa en fe, aférrate a sus promesas y vive para agradarle a Él.

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