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Poder, Amor y Dominio Propio
Reinaldo L. García Pérez
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.»
– 2 Timoteo 1:7
Cuando el apóstol Pablo escribió estas poderosas palabras estaba confinado a un frío calabozo, esperando la muerte. El apóstol escribió una carta a su querido amigo Timoteo, un joven que había sido como un hijo para él. Timoteo fue su compañero en el segundo y tercer viaje misionero, y Pablo le encomendó apoyar la iglesia local en Éfeso.
Aunque estaban separados, sus oraciones eran una fuente de estímulo mutuo. Pablo oraba constantemente por Timoteo, su amigo, su compañero de viaje, su hijo en la fe y un gran líder. Nosotros también debemos orar constantemente los unos por los otros, en especial por aquellos con quienes compartimos la obra de Dios.
Loida y Eunice, madre y abuela de Timoteo, eran creyentes. Posiblemente, conocieron el evangelio por medio del ministerio de Pablo en su ciudad natal, Listra. Ellas compartieron su fe a Timoteo, aun cuando su padre, probablemente, no era creyente.
No oculte su luz en su hogar: nuestras familias son tierra fértil para plantar la semilla del evangelio. Permita que sus padres, hijos, cónyuge, hermanos y hermanas se enteren de su fe en Jesús, y asegúrese de que vean en usted a Cristo.
En el momento de su ordenación, Timoteo había recibido dones especiales del Espíritu que lo capacitaron para servir a la iglesia. Dios da dones a los cristianos para que los usen en la edificación del cuerpo de Cristo y da dones especiales a algunos a través de los líderes de la iglesia, que sirven como instrumentos suyos.
Timoteo estaba experimentando gran oposición a su mensaje, era una prueba de fuego como líder. Muchos cuestionaban su juventud, su asociación con Pablo y su liderazgo. Pablo lo anima a mantenerse firme.
El Espíritu Santo está con nosotros y en nosotros para proclamar el evangelio con fe y valentía. Al aconsejar a Timoteo «aviva el fuego del don de Dios», Pablo lo estaba animando a perseverar. Timoteo no necesitaba nuevas revelaciones ni nuevos dones; él necesitaba usar los dones que había recibido aferrado a la verdad con valor y disciplina.
No permita que la gente le intimide. El poder del Espíritu Santo nos da la victoria para vencer el temor de lo que alguien nos pueda decir o hacer, y así continuar haciendo la obra de Dios. Si Dios está con nosotros ¿Quién contra nosotros?
Pablo menciona tres características de los seguidores de Cristo: poder, amor y dominio propio. El poder, amor y dominio propio están disponibles por el Espíritu Santo quien mora en nosotros. Su vida mostrará más estas características siguiendo la guía y dirección del Espíritu Santo cada día.
Pablo alentó a Timoteo. A pesar de los contratiempos y problemas que enfrentamos, podemos confiar completamente en Dios. Aun en la cárcel y no importando la circunstancia, Pablo sabía que Dios estaba en el control.
Como expresa el apóstol Pablo en Romanos 8:38-39:
Por lo cual estoy seguro
de que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Compartir nuestra fe en Cristo puede ser un desafío, pero como Pablo y Timoteo, contamos con el Espíritu Santo quien nos da valor. Testifique lo que Dios hace en su vida. No se avergüence de compartir el amor de Dios y asegúrese de que todos vean en usted a Cristo.
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