fbpx

Viviendo con Integridad

Viviendo con Integridad
Reinaldo L. García Pérez

Reinaldo L. García Pérez

¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra.
– Salmo 119:9 (NVI)
En mercadeo, utilizan frases publicitarias sencillas, fáciles de recordar, para las campañas de promoción de un producto.  La intención es que tu registres y guardes en tu mente un concepto.  Ellos buscan que por asociación tu vincules su producto con una situación particular.
Podemos pensar en varios ejemplos.  Cuando piensas en un artículo o producto ¿Cuál es la primera imagen que llega a tu mente?  Normalmente piensas en una marca en específico.  Precisamente, es lo que el “branding” pretende, que identifiques su marca con alguna necesidad.
¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra?
Las preguntas son importantes.  Hacer preguntas, es como mirar las cosas desde distintos ángulos, nos permite ver y descubrir.  Cuando Dios hace preguntas no es porque desconoce la respuesta.  Cuando Dios hace preguntas es para que sepas, advengas a conocimiento.
Yokoi Kenji un famoso orador y conferenciante comparte una interesante ilustración sobre la diferencia entre la honestidad y la integridad:
Estaba un japonés en un hotel y pide una pizza por teléfono. Al llegar la caja la abre y se da cuenta que no hay pizza, sino $1,800 dólares en efectivo. Le comenta a su pareja lo sucedido:
– ¿Dónde está la pizza?, sólo hay este dinero, hay que regresarla.
– Pero ¿qué dices? ¿Estás loco?, ¡Está genial! La pizza cuesta $17 y ahora tienes $1,800, no la regreses.
– Si, la voy a regresar porque yo pedí una pizza.
El japonés decide ir a la tienda junto con su pareja a regresar la caja con el dinero y exigir su pizza.  Y le dice al cajero lo siguiente:
– Disculpe, vengo a regresar esta caja.  Quiero mi pizza.
– Pero señor, ¿no escuchó la promoción en el programa de radio?
– No sé de lo que me está hablando y no me interesa, yo sólo quiero mi pizza.
– Señor, usted puede quedarse con el dinero, sólo queremos que salga en televisión nacional para que todo mundo vea que aún existen personas honestas.
– No me interesa, yo sólo quiero mi pizza.
– ¿Aunque sea puede decirme su nombre para hacer el reportaje?
– No. No quiero que nadie sepa esto.
– Pero el mundo debe saber esto, señor.
– Mire, acérquese un momento.
El cajero se acerca y el japonés le dice:
– No quiero que mi esposa se entere que estuve en un hotel pidiendo una pizza.
¿El japonés era honesto?  Sí, totalmente honesto; pero no estaba siendo integro.
Somos íntegros cuando nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes están en perfecta concordancia con nuestras acciones.
Dios conoce nuestro corazón y su palabra nos conduce a integridad.  La palabra de Dios diagnostica nuestra condición con la precisión de un cirujano.  Expone nuestras debilidades y nuestra incredulidad.  La palabra de Dios nos retrata tal cual somos.
Debemos considerar tan solo lo que la palabra de Dios dice que hará en nuestras vidas.  El Espíritu Santo obra poderosamente a través de la palabra de Dios. Nos recuerda constantemente que conforme nos sometemos a la palabra de Dios, nos despojamos de todo aquello que no le agrada y nos parecemos más a Él.
Al poner tu enfoque en la Palabra de Dios y en una relación de compañerismo con Él, tendrás presente las riquezas de Dios para ti – pasadas, presentes y futuras.
No te conformes a los pensamientos y acciones de este mundo.  En un acto de culto racional, cede todo tú ser hacia Él.  Serás transformado por medio de la renovación del entendimiento. 
¡Serás vaso de honra para Su Gloria!

Reflexión Cristiana: La Oración Persistente

Compártelo