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¿Vivo Para Agradar a Dios O A Los Hombres?

¿Vivo Para Agradar a Dios O A Los Hombres?
Reinaldo L. García Pérez

Reinaldo L. García Pérez

«Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.»
– Gálatas 1:10
Aun en la cama, abro los ojos extiendo la mano buscando alcanzar la alarma que me avisa: “es hora de levantarse”.  Tengo dos opciones, me levanto o me quedo en la cama unos minutos más.  Desde que nos despertamos, estamos tomando decisiones y actuando.  Cada decisión y acción tiene consecuencias.  Depende de ti.
El apóstol Pablo hace un llamado a los creyentes estaban actuando según la situación o circunstancia.  Luego de recibir el mensaje del evangelio de gracia (favor inmerecido) y paz (reconciliación con Dios) en Jesucristo, los creyentes estaban aceptando prácticas religiosas para obtener o alcanzar el favor de Dios.
Los oponentes de Pablo en Galacia atacaron no sólo el evangelio sino también a su mensajero, Pablo. Una de sus acusaciones era que Pablo predicaba una forma fácil del evangelio, que no requería ni la circuncisión ni la obediencia a las leyes del sábado ni las restricciones dietéticas.
Esta situación estaba provocando un gran conflicto.  Quien añade cualquier requisito adicional para la salvación a la fe en Jesucristo, tergiversa el evangelio.
La influencia renovadora de la gracia divina transforma al ser humano llevándola a ser una persona tan diferente de lo que era antes, como si se formara y naciera de nuevo.  Esta obra es de la propia voluntad de Dios; no por nuestra habilidad o poder; no de ningún bien previsto o hecho por nosotros, sino puramente de la buena voluntad y la gracia de Dios.
El siervo de Cristo vive por convicción, anclado en la verdad de la Escritura.  Quien vive por emociones y apariencias se deja llevar por cualquier corriente que aparezca.  Es como una veleta, que es movida por la dirección del viento.
El siervo vive para agradar a Su Señor.  Si vivimos para Cristo, hagamos todo lo que el Señor nos pide en obediencia, con amor.  Su palabra es suficiente. 
Aquí, el apóstol nos confronta.  ¿Buscas agradar a Dios o a los hombres?  Tremenda pregunta.  Muy relevante. ¿Cuál es nuestra respuesta? 

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